lunes, 24 de agosto de 2009

FELIPE VALLESE, EJEMPLO DE GREMIALISTA

En los últimos años, se ha conformado una pseudo militancia que dice reivindicar a los compañeros de los "setenta", pero lo único que saben hacer es aparateadas, llevar gente en micros a supuestos actos políticos, apelar a punteros y utilizar el clientelismo como forma de lograr algún tipo de inserción.

Lo mas indignante es que se llamen a si mismos militantes revolucionarios y tengan una visión caricaturesca y falsa de la historia, que no se condice con lo realmente acontecido, además de reivindicar una militancia caracterizada por un accionar diametralmente opuesta al que tienen, mas cercano al liberalismo y la sociedad de consumo que tanto critican.

Vale la pena tener un párrafo para la constante difamación de la Conducción Nacional histórica de Montoneros: Roberto Perdía, Vaca Narvaja y Mario Firmenich (en especial este último); donde apelando a una repetición constante de argumentos que no tienen el menor asidero, se trata de desmerecer la intachable actuación de estos compañeros (que mas allá de los errores que puedan haber cometido), se jugaron la vida por un país mas justo conduciendo a la mejor generación que nos ha dado la Patria en las últimas décadas.

Cuando se ve la conducta moral, de muchos de estos críticos de pacotilla, uno no deja de preguntarse hasta donde ha calado la penetración cultural imperialista en estos “revolucionarios”, que son tan exigentes con algunos y tan laxos con otros.

Desde el Peronismo Revolucionario tenemos la decisión de construir pacientemente nuestra fuerza como organización de cuadros, sin aliarnos con ningún grupo que no demuestre en la acción concreta su verdadera esencia peronista y militante.

Los discursos que puedan tener las distintas agrupaciones, no son más que eso: meros discursos.

Ante la confusión del campo Nacional y Popular, hace falta compañeros que tengamos convicciones firmes y accionemos concretamente en la organización del Pueblo.

La realidad nos demuestra que la dependencia de patrones políticos (que ponen guita para financiar grupos, locales, revistas, volantes, pintadas, etc), no puede suplantar la militancia y son ineficaces para la construcción de una organización política.

Por lo tanto, creo firmemente que los verdaderos peronistas, debemos ponernos a trabajar seriamente en los ámbitos y dejarnos de discursos, que pueden sonar muy lindos a los oídos de cierto público progresista, pero que el Pueblo los toma con total indiferencia.

Desde nuestra organización emprendemos esta tarea que no es fácil ni corta, sabiendo las críticas que recibiremos de “derecha e izquierda”; pero con la alegría de la seguridad del apoyo de nuestro Pueblo, que aún en los peores momentos, demostró que siempre se pone de pié.

Al conformismo de los que ocultan su incapacidad de conseguir inserción social, a pesar del clientelismo y los punteros, le opondremos el ejemplo de la militancia real de nuestros compañeros, que levantando las banderas de los caídos con orgullo, nos demuestran en la tarea cotidiana, que es posible forjar una Patria mas Justa, con un Pueblo organizado, desde un verdadero Peronismo Revolucionario.


Juventud Peronista

Peronismo Revolucionario

En el aniversario del secuestro del compañero de la Juventud Peronista Felipe Vallese.

¡PRESENTE!

Buenos Aires, 23 de agosto de 2009

sábado, 22 de agosto de 2009

EVA PERÓN 22 DE AGOSTO DE 1951: "RENUNCIO A LOS HONORES, NO A LA LUCHA"

En la Asamblea Popular realizada en la avenida 9 de Julio, que se constituyó en Cabildo Abierto del Justicialismo, Evita renunció ante el pueblo a la candidatura a la vicepresidencia de la Nación.
Excelentísimo señor Presidente; mis queridos descamisados de la Patria:
Es para mí una gran emoción encontrarme otra vez con los descamisados como el 17 de octubre y como en todas las fechas en que el pueblo estuvo presente. Hoy, mi general, en este Cabildo del Justicialismo, el pueblo, que en 1810 se reunió para preguntar de qué se trataba, se reúne para decir que quiere que el general Perón siga dirigiendo los destinos de la Patria. Es el pueblo, son las mujeres, los niños, los ancianos, los trabajadores, que están presentes porque han tomado el porvenir en sus manos, y saben que la justicia y la libertad únicamente la encontrarán teniendo al general Perón al frente de la nave de la Nación.
Mi general: son vuestras gloriosas vanguardias descamisadas las que están presentes hoy, como lo estuvieron ayer y estarán siempre, dispuestas a dar la vida por Perón. Ellos saben bien que antes de la llegada del general Perón vivían en la esclavitud y por sobre todas las cosas, habían perdido las esperanzas en un futuro mejor. Saben que fue el general Perón quien los dignificó social, moral y espiritualmente. Saben también que la oligarquía, que los mediocres, que los vendepatria todavía no están derrotados, y que desde sus guaridas atentan contra el pueblo y contra la nacionalidad. Pero nuestra oligarquía, que siempre se vendió por cuatro monedas, no cuenta en esta época con que el pueblo está de pie, y que el pueblo argentino está formado por hombres y mujeres dignos capaces de morir y terminar de una vez por todas con los vendepatrias y con los entreguistas.
Ellos no perdonarán jamás que el general Perón haya levantado el nivel de los trabajadores, que haya creado el Justicialismo, que haya establecido que en nuestra Patria la única dignidad es la de los que trabajan. Ellos no perdonarán jamás al general Perón por haber levantado todo lo que desprecian: los trabajadores, que ellos olvidaron; los niños y los ancianos y las mujeres, que ellos relegaron a un segundo plano.
Ellos, que mantuvieron al país en una noche eterna, no perdonarán jamás al general Perón por haber levantado las tres banderas que debieron haber levantado ellos hace un siglo: la justicia social, la independencia económica y la soberanía de la Patria.
Pero hoy el pueblo es soberano no sólo cívicamente sino también moral y espiritualmente. Mi general: estamos dispuestos, los del pueblo, su vanguardia descamisada, a terminar de una buena vez con la intriga, con la calumnia, con la difamación y con los mercaderes que venden al pueblo y al país. El pueblo quiere a Perón no sólo por las conquistas materiales –este pueblo, mi general, jamás ha pensado en eso, sino que piensa en el país, en la grandeza material, espiritual y moral de la Patria-, porque este pueblo argentino tiene un corazón grande y piensa en los valores por sobre los valores materiales. Por ello, mi general, hoy esta aquí,
cruzando caminos, acortando kilómetros con miles de sacrificios, para decirnos “presente”, en este Cabildo del Justicialismo.
Es la Patria la que se ha dado cita al llamado de los compañeros de la Confederación General del Trabajo, para decirle al Líder que detrás de él hay un pueblo, y que siga, como hasta ahora, luchando contra la antipatria, contra los políticos venales y contra los imperialismos de izquierda y de derecha.
Yo, que siempre tuve en el general Perón a mi maestro y mi amigopues él siempre me dio el ejemplo de su lealtad acrisolada hacia los trabajadores-, en todos estos años de mi vida he dedicado las noches y los días a atender a los humildes de la Patria sin reparar en los días ni en las noches, ni en los sacrificios.
Mientras tanto ellos, los entreguistas, los mediocres, los cobardes, de noche tramaban la intriga y la infamia del día siguiente, yo, una humilde mujer, no pensaba sino en los dolores que tenía que mitigar y en la gente a que tenía que consolar en nombre vuestro, mi general, porque se el cariño entrañable que sentís por los descamisados y porque llevo en mi corazón una deuda de gratitud para con los descamisados que el 17 de octubre de 1945 me devolvieron la vida, la luz, el alma y el corazón al devolverme a Perón.
Yo no soy más que una mujer del pueblo argentino, una descamisada de la Patria, pero una descamisada de corazón, porque siempre he querido confundirme con los trabajadores, con los ancianos, con los niños, con los que sufren, trabajando codo a codo, corazón a corazón con ellos para lograr que lo quieran más a Perón y para ser un puente de paz entre el general Perón y los descamisados de la Patria.
Mi general: aquí en este magnífico espectáculo vuelve a darse el milagro de hace dos mil años. No fueron los sabios, ni los ricos, ni los poderosos los que creyeron; fueron los humildes. Ricos y poderosos han de tener el alma cerrada por la avaricia y el egoísmo; en cambio, los humildes, como viven y duermen al aire libre, tienen las ventanas del alma siempre expuestas a las cosas extraordinarias. Mi general: son los descamisados que os ven a vos con los ojos del alma y por eso os comprenden, os siguen; y por eso, no quieren más que a un hombre, no quieren a otro: Perón o nadie.
Yo aprovecho esta oportunidad para pedir a Dios que ilumine a los mediocres para que puedan ver a Perón y para que puedan comprenderlo, y para que las futuras generaciones no nos tengan que marcar con el dedo de la desesperación si llegaran a comprobar que hubo argentinos tan mal nacidos que a un hombre como el general Perón, que ha quemado su vida para lograr el camino de la grandeza y la felicidad de la Patria, lo combatieron aliándose con intereses foráneos.
No me interesó jamás la insidia ni la calumnia cuando ellos desataron sus lenguas contra una débil mujer argentina. Al contrario, me alegre íntimamente, porque yo, mi general, quise que mi pecho fuera escudo para que los ataques, en lugar de ir a vos, llegaran a mí. Pero nunca me dejé engañar. Los que me atacan a mí no es por mí, mi general, es por vos. Es que son tan traidores, tan cobardes que no quieren decir que no lo quieren a Perón. No es a Eva Perón a quien atacan: es a Perón.
A ellos les duele que Eva Perón se haya dedicado al pueblo argentino; a ellos les duele que Eva Perón, en lugar de dedicarse a fiestas oligárquicas, haya dedicado las horas, las noches y los días a mitigar dolores y restañar heridas.
Mi general: aquí está el pueblo y yo aprovecho esta oportunidad para agradecer a todos los humildes, a todos los trabajadores, a todas las mujeres, niños y hombres
de la Patria, que en su corazón reconocido han levantado el nombre de una mujer, de una humilde mujer que los ama entrañablemente y que no le importa quemar su vida si con ello lleva un poco de felicidad a algún hogar de su Patria. Yo siempre haré lo que diga el pueblo, pero yo les digo a los compañeros trabajadores que así como hace cinco años dije que prefería ser Evita antes de ser la esposa del presidente, si ese Evita era dicho para calmar un dolor en algún hogar de mi Patria, hoy digo que prefiero ser Evita, porque siendo Evita sé que siempre me llevarán muy dentro de su corazón. ¡Qué gloria, qué honor, a qué más puede aspirar un ciudadano o una ciudadana que al amor del pueblo argentino!
Yo me siento extraordinariamente emocionada. Mi humilde persona no merece el cariño entrañable de todos los trabajadores de la Patria. Sobre mis débiles espaldas de mujer argentina ustedes cargan una enorme responsabilidad. Yo no sé cómo pagar el cariño y la confianza que el pueblo deposita en mí. Lo pago con amor, queriéndolo a Perón y queriéndolos a ustedes, que es como querer a la Patria misma.
Compañeros: Yo quiero que todos ustedes, los del interior, los del Gran Buenos Aires, los de la Capital, en fin, los de los cuatro puntos cardinales de la Patria, les digan a los descamisados que todo lo que soy, que todo lo que tengo, que todo lo que hago, que todo lo que haré, que todo lo que lo que pienso, que todo lo que poseo no me pertenece: es de Perón, porque él me lo dio todo, porque él, al descender hasta una humilde mujer de la Patria, la elevó hacia las alturas y la puso en el corazón del pueblo argentino.
Mi general: si alguna satisfacción podría haber tenido es la de haber interpretado vuestros sueños de patriota, vuestras inquietudes y la de haber trabajado humilde pero tenazmente para restañar las heridas de los humildes de la Patria, para cristalizar esperanzas y para mitigar dolores, de acuerdo con vuestros deseos y con vuestros mandatos.
Yo no he hecho nada; todo es Perón. Perón es la Patria, Perón es todo, y todos nosotros estamos a distancia sideral del Líder de la nacionalidad. Yo, mi general, con la plenipotencia espiritual que me dan los descamisados de la Patria, os proclamo, antes que el pueblo os vote el 11 noviembre, presidente de todos los argentinos. La Patria está salvada, porque está en manos del general Perón.
A ustedes, descamisados de mi Patria, y a todos los que me escuchan, los estrecho simbólicamente muy, pero muy fuerte, sobre mi corazón”.

EVA PERON

viernes, 21 de agosto de 2009

"NOSOTROS HACEMOS"

El lunes 17 de agosto en el barrio el pueblito (Pompeya) se realizo una jornada de festejo del día del niño donde se compartieron juegos, chocolatadas, sorteos de juguetes y la inmensa alegría de un barrio organizado en la vida cotidiana para mejor su calidad de vida, un derecho que entendemos que solo por la solidaridad y la lucha podremos conseguir el evento duro desde las 14:00 hasta las 18:00hs y fue una experiencia de aprendizaje mutuo en el arte de vivir compartiendo con el prójimo.

Coordinaron esta actividad los compañeros: Natalia, maxi, ignasia, Ramona, Raúl, Roberto y Darío arguello (coordinador general del M.U.P capital)



martes, 11 de agosto de 2009

Los únicos privilegiados son los niños

Con motivo del día del niño el MUP CAPITAL organizo en la boca una jornada de entretenimientos, juegos murgas y chocolatadas. Tomando como base QUE DONDE ALLA UN NESECIDAD HABRA UN MILITANTE DE ESTA ORGANIZACIÓN comprometimos nuestras voluntades en función de garantizar una actividad que incluyera a la franja de chicos y familias que por su situación económica de extremada vulnerabilidad se veían imposibilitados de los recursos mínimos para que sus hijos puedan pasar un día digno en ese sentido nos ubicamos en la tradición política de los movimientos sociales que através de la lucha y la solidaridad durante lo peor del neoliberalismo supieron empezar a remplazar el estado ausente de esa etapa por eso hoy recogemos sus banderas y lo complementamos con el accionar en materia social de un estado que aun envuelto en contradicciones empieza a vincularse con el pueblo militante