viernes, 7 de mayo de 2010

EVITA INMORTAL: 7 DE MAYO, ¡¡¡ FELIZ CUMPLEAÑOS EVITA !!!

El calendario dice que nació por primera vez en Los Toldos, provincia de Buenos Aires, un 7 de Mayo de 1919. Un día como hoy. Y sin embargo esa María Eva Duarte siguió naciendo entre los humildes en cada encrucijada en que la historia la reclamó presente. Así fue desde entonces. Por eso no se la venera en su dolorosa muerte, sino en lo que dejó de vida entre su pueblo. Es la extraña paradoja de recordarla hoy y un 26 de Julio entre sollozos, pero apasionada y viva, llena de gracia y ternura. "Para nacer he nacido", habrá escrito el poeta pensando en ella.

Por voluntad de Cristina, será de aquí en más "Mujer del Bicentenario", así en su rostro sonriente, así peleando contra los injustos y en la mirada ofendida ante las injusticias.

María Eva Duarte, primero.

De Perón, después.

"Evita" del pueblo, para siempre.

Tendríamos que hablar de tantas otras cosas este día.

Las bolsas que se caen en el mundo.

La Grecia del "que se vayan todos" sufriendo su propia tragedia.

La España acorralada por esos lobos voraces del neoliberalismo que se niegan a rendir sus banderas de odio y hambre.

El genocida Pochat y Martínez de Hoz recibiendo la justicia que ellos negaron a sus víctimas.

Mauricio Macri y sus fantasmas, sus culpas, sus miedos y sus delirios agraviantes contra aquellos que lo descubrieron en su pequeña y miserable dimensión.

Los ingleses hundiéndonos las garras nuevamente, ya no para robarnos el territorio soberano sino para llevarse todo lo que yace sobre su lecho marino.

La oposición mandando señales de rendición y sometimiento al extranjero, mientras el gobierno argentino sigue dando pelea contra la "salida a la griega", liberándonos de la deuda que los opositores contrajeron en el 2001 y 2002.
Pero es el cumpleaños de Evita y está en el aire su mandato de amor:

"Yo sé que ustedes recogerán mi nombre y lo llevarán como bandera a la victoria".

Alguna vez María Elena Walsh escribió pensando en ella:

"Y el amor y el dolor que eran de veras, gimiendo en el cordón de la vereda.

Lágrimas enjuagadas con harapos, Madrecita de los desamparados. Silencio, que hasta el tango se murió. Orden de arriba y lágrimas de abajo. En plena juventud. No somos nada.

No descanses en paz, alza los brazos, no para el día del renunciamiento, sino para juntarte a las mujeres con tu bandera redentora lavada en pólvora, resucitando.

No sé quién fuiste, pero te jugaste. Torciste el Riachuelo a Plaza de Mayo, metiste a las mujeres en la historia, de prepo, arrebatando los micrófonos, repartiendo vergüenzas y limosnas.

Quizás un día nos juntemos para invocar tu insólito coraje. Todas, las contreras, las idólatras, las madres incesantes, las rameras, las que te amaron, las que te maldijeron, las que obedientes tiran hijos a la basura de la guerra, todas, las que ahora en el mundo fraternizan sublevándose contra la aniquilación.

Cuando los buitres te dejen tranquila y huyas de las estampas y el ultraje, empezaremos a saber quién fuiste".

Mucho antes, otro Walsh, Rodolfo, irreverente, lúcido, comprometido hasta los huesos, brillante y corajudo, supo regalarnos otro texto en su homenaje al que llamó sencillamente "Esa mujer".

Si el Estado de sitio fue el contexto elegido para los festejos del Centenario, será Eva Perón la trama de una patria con todo el pueblo adentro, en el Bicentenario.

Un país para pocos, en la primer centuria. Una patria de todos, en la segunda.

Hoy, la Asignación Universal por Hijo, la recuperación de la Esma para la cultura y la vida, el protagonismo argentino en la América Latina, la restitución del trabajo, el rescate de la memoria, la administración soberana del ahorro de los trabajadores, la mayor justicia con los jubilados, la traen nuevamente a Eva Perón entre nosotros.

De ella será la historia cuando otras generaciones recuerden los primeros doscientos años de la emancipación.

Y seguirá naciendo, de Evita siempre

domingo, 2 de mayo de 2010

1º de Mayo. Día del Trabajador

Para conmemorar esta magna fecha, nada mejor que recordar algunos momentos de los discursos por el Día del Trabajo, durante el gobierno peronista, de parte del General Perón y la inolvidable compañera Evita.

No debemos olvidar sin embargo, que el pleno empleo sigue siendo una cuenta pendiente y que ese debe ser nuestro objetivo principal: hacer realidad el postulado de justicia social, enarbolado hace ya más de 60 años y que es una condición esencial para los que nos consideremos peronistas.

“Compañeros, no hemos de cejar en nuestra empresa. He dicho muchas veces que es clara nuestra divisa, y las divisas claras se defienden con la vida en un puesto de combate. Cada trabajador argentino está en su puesto de combate para consolidar la liberación del pueblo trabajador argentino y, si es preciso, para luchar por la liberación de todos los pueblos trabajadores del mundo.

Antes las luchas se organizaban en los países. Antes eran las fuerzas del capitalismo en lucha despiadada con la masa popular explotada y escarnecida. Hoy los pueblos trabajadores del mundo están abriendo los ojos. Hoy los pueblos trabajadores del mundo comienzan a tener conciencia de su poder. Quiera Dios que se organicen. Quiera Dios que se organicen y se unan para adquirir la fuerza extraordinaria que han tenido, tienen y tendrán en esta tierra de los argentinos.

Por eso, los trabajadores argentinos soñamos con pueblos que hayan despertado a su destino histórico, con pueblos a cuyo frente las banderas de cien patrias diferentes los conduzcan a la liberación del proletariado universal, como única meta que este siglo no perdonaría a la humanidad de no haberla alcanzado.

Los que creen que nos cansaremos, se equivocan. Nosotros tenemos cuerda para cien años. Por eso, hoy, el Día del trabajo, debemos juramentarnos todos los trabajadores para vencer, cueste lo que cueste y caiga quien caiga. Que para ello nos sirva de acicate el recuerdo del crimen de Chicago y los miles de crímenes que se están planteando en sus cercanías.

Hagamos, en nuestro recuerdo, un lugar para todos los trabajadores que en la historia del mundo han muerto luchando por la causa del proletariado; hagamos un recuerdo en cada corazón proletario, en forma de altar, para esos hombres rudos, valientes e idealistas, que supieron dar la vida por sus compañeros.

Que cada Primero de Mayo sea para nosotros un altar levantado en cada corazón para revivir la memoria de los que murieron en defensa de los pueblos, esos héroes anónimos que nadie recuerda porque han sido abandonados en la lucha anónima de todos los días. Para ellos, nuestro reconocimiento; para ellos, el mejor recuerdo de nuestro corazón de hombres de trabajo y de hombres buenos.”

Juan Domingo Perón.



Es el pueblo trabajador, es el pueblo humilde de la patria, que aquí y en todo el país está de pie y lo seguirá a Perón, el líder del pueblo, el líder de la humanidad, porque ha levantado la bandera de redención y de justicia de las masas trabajadoras; lo seguirá contra la opresión de los traidores de adentro y de afuera, que en la oscuridad de la noche quieren dejar el veneno de sus víboras en el alma y en el cuerpo de Perón, que es el alma y el cuerpo de la patria. Pero no lo conseguirán como no han conseguido jamás la envidia de los sapos acallar el canto de los ruiseñores, ni las víboras detener el vuelo de los cóndores. No lo conseguirán, porque aquí estamos los hombres y las mujeres del pueblo, mi general, para custodiar vuestros sueños y para vigilar vuestra vida, porque es la vida de la patria, porque es la vida de las futuras generaciones, que no nos perdonarían jamás que no hubiéramos cuidado a un hombre de los quilates del general Perón, que acunó los sueños de todos los argentinos, en especial del pueblo trabajador.

Yo le pido a Dios que no permita a esos insectos levantar la mano contra Perón, porque ¡guay de ese día! Ese día, mi general, yo saldré con el pueblo trabajador, yo saldré con las mujeres del pueblo, yo saldré con los descamisados de la patria, para no dejar en pie ningún ladrillo que no sea peronista. Porque nosotros no nos vamos a dejar aplastar jamás por la bota oligárquica y traidora de los vendepatrias que han explotado a la clase trabajadora, porque nosotros no nos vamos a dejar explotar jamás por los que, vendidos por cuatro monedas, sirven a sus amos de las metrópolis extranjeras; entregan al pueblo de su patria con la misma tranquilidad con que han vendido el país y sus conciencias; porque nosotros vamos a cuidar de Perón más que si fuera nuestra vida, porque nosotros cuidamos una causa que es la causa de la patria, es la causa del pueblo, es la causa de los ideales que hemos tenido en nuestros corazones durante tantos años. Hoy, gracias a Perón, estamos de pie virilmente. Los hombres se sienten más hombres, las mujeres nos sentimos más dignas, porque dentro de la debilidad de algunos y de la fortaleza de otros está el espíritu y el corazón de los argentinos para servir de escudo en defensa de la vida de Perón.

Hay mucho dolor que mitigar; hay que restañar muchas heridas, porque todavía hay muchos enfermos y muchos que sufren. Lo necesitamos, mi general, como el aire, como el sol, como la vida misma. Lo necesitamos por nuestros hijos y por el país en estos momentos inciertos de la humanidad en que los hombres se debaten entre dos imperialismos; el de derecha y el de izquierda, que nos llevan hacia la muerte y la destrucción. Y nosotros, un puñado de argentinos, luchamos junto con Perón por una humanidad feliz dentro de la justicia, dentro de la dignificación de ese pueblo, porque en eso reside la grandeza de Perón. No hay grandeza de la Patria a base del dolor del pueblo, sino a base de la felicidad del pueblo trabajador.

Antes de terminar, compañeros, quiero darles un mensaje: que estén alertas. El enemigo acecha. No perdona jamás que un argentino, que un hombre de bien, el general Perón, esté trabajando por el bienestar de su pueblo y por la grandeza de la Patria. Los vendepatrias de dentro, que se venden por cuatro monedas, están también en acecho para dar el golpe en cualquier momento. Pero nosotros somos el pueblo y yo sé que estando el pueblo alerta somos invencibles porque somos la patria misma.”

Eva Perón.